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martes, 25 de octubre de 2016

Los Lirios Blancos del Colegio Salvington

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Los Lirios Blancos del Colegio Salvington

Thine Shepherds of Salvington .. holding the Power of Love and Mercy within the Palm of thine Hand… ~ Micael
Este miércoles por la tarde, durante su discurso, Jesús primero relató a sus seguidores la historia del lirio blanco que levanta su pura cabeza nevada hacia el sol mientras que sus raíces están metidas en el lodo y el barro del suelo tenebroso. «Del mismo modo», dijo él, «el hombre mortal, aunque tenga las raíces de su origen y ser en el suelo animal de la naturaleza humana, puede, por la fe, elevar su naturaleza espiritual al sol de la verdad celestial y dar realmente los nobles frutos del espíritu».
En el curso de este mismo sermón Jesús utilizó la primera y única parábola que tenía que ver con su propio oficio — la carpintería. Al advertir que es necesario «establecer buenos cimientos para el crecimiento de un carácter noble con dotes espirituales», él dijo: «Para dar frutos del espíritu, debéis haber nacido del espíritu. Debéis ser enseñados por el espíritu y ser conducidos por el espíritu si queréis vivir una vida llena de espíritu entre vuestros semejantes. Pero no cometáis el error del tonto carpintero que pierde tiempo valioso encuadrando, midiendo y cepillando su madera carcomida por los gusanos e interiormente podrida y luego, después de haber puesto tanto de su trabajo en esta viga inútil, tiene que rechazarla puesto que no es adecuada para los cimientos del edificio que va a construir, el cual debe ser capaz de resistir los embates del tiempo y las tormentas. Que todo hombre se asegure de que los cimientos intelectuales y morales de su carácter tengan la fuerza necesaria para aguantar adecuadamente la superestructura de la naturaleza espiritual ennobleciente y en expansión, la cual transformará a la mente mortal y luego, en asociación con esa mente recreada, alcanzará el desarrollo del alma de destino in-mortal. Vuestra naturaleza espiritual — el alma conjuntamente creada — es un crecimiento viviente, pero la mente y los sentimientos morales del individuo constituyen la tierra de la cual han de brotar estas manifestaciones más elevadas del desarrollo humano y del destino divino. El suelo del alma en desarrollo es humano y material, pero el destino de esta criatura combinada de mente y espíritu, es espiritual y divino».
Por la tarde de este mismo día, Natanael preguntó a Jesús: «Maestro, ¿por qué oramos a Dios para que no nos conduzca a la tentación, si bien sabemos por tu revelación del Padre que él nunca hace tales cosas?» Jesús le contestó a Natanael:
No es extraño que hagas estas preguntas, puesto que estás comenzando a conocer al Padre así como yo lo conozco, y no como los profetas hebreos tan nebulosamente le veían. Bien sabes que nuestros antepasados estaban dispuestos a ver a Dios en casi todas las cosas que sucedían. Buscaban la mano de Dios en todas los acontecimientos naturales y en cada episodio poco común de la experiencia humana. Relacionaban a Dios tanto con el bien como con el mal. Pensaban que había ablandado el corazón de Moisés y endurecido el corazón del faraón. Si el hombre sentía un fuerte impulso por hacer algo, bueno o malo que fuera, tenía por costumbre considerar estas emociones inusitadas diciendo: ‘el Señor me habló y me dijo, haz esto y aquello, o ve aquí o allí’. Así pues, ya que los hombres tan a menudo y tan violentamente caen en la tentación, se tornó costumbre de nuestros antepasados creer que Dios los conducía a la tentación para probarlos, castigarlos o fortalecerlos. Pero ya sabes que no es así. Sabes que los hombres demasiado frecuentemente son conducidos a la tentación por el ímpetu de su propio egoísmo y los impulsos de su naturaleza animal. Cuando seas tentado de esta manera, te advierto que reconozcas honesta y sinceramente la tentación por lo que es, y más bien canalices con inteligencia las energías de espíritu, mente y cuerpo, que tratan de expresarse, hacia caminos más elevados y metas más idealistas. Así podrás transformar las tentaciones en el tipo más elevado de ministerio mortal edificante, evitando a la vez casi completamente esos ruinosos conflictos debilitantes entre la naturaleza animal y la naturaleza espiritual.
Los Papeles Urantia



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