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jueves, 28 de marzo de 2013

MENSAJE DE JESUS Y MARIA DE NAZARETH Por María Ruso-28-3-2013







MENSAJE DE JESUS  Y MARIA DE NAZARETH

Por María Ruso-28-3-2013

Me encuentro meditando,  en  este día,  donde,  comienza la pasión  y muerte de nuestro Señor Jesucristo,  comienzo a percibir una  energía. Que  conozco,  es la de mi Amado Jesús, diciéndome que hoy,  en donde se realizo la ultima cena con sus apóstoles.

 Y se presenta….. Yo soy Jesús,  amada hermana, este es un mensaje personal,  pero ciertas  partes que te estoy haciendo visualizar,  corresponden  a todos  tus hermanos en  la luz. 

Son  momentos brillantez de luz, como lo fueron  en  aquel entonces,  cuando  sabia,  mi peregrinar, en esos días  dando todo mi amor,  por la humanidad. Viví un calvario, recibiendo las peores ofensas  que un hombre puede recibir, tambaleé con  l a cruz al hombro,  muchas veces,  subiendo ese monte,  pareciendo que no terminaría nunca mi pesar.

Pero estando allí,  una vez crucificado,  y vi la Luz de mi Padre, que se anuncio con  un tremendo trueno,  el alivio llego de inmediato,  pues tenia la certeza absoluta, que no me abandonaría en  esos momentos nunca.

 Habría de llevar la carga mas pesada,  la redención de las almas.
Con  el pan  y el vino, deje mi cuerpo y mi sangre.

Ahora, después de dos mil años,  el mundo siguió avanzando a través de los siglos, y vuelvo para separar el trigo de la cizaña…

Vuelvo,  en  el corazón  de mis hermanos que desean  albergarme, vuelvo en silencio,  y sin  dejarme ver ,  sin  hacer alardes,  contemplando que lo sagrado es interno, que se reconoce por los hechos y por la sustancia.
Obre milagros,  realice mucha obra,  para mi Padre,  pero toda mi obra, se resume en  una palabra ¡AMOR ¡.

Es el mismo amor de ayer, el que hoy os dejo en  vuestros corazones, os amo a todos, y también  amaos los unos a los otros. 

Estoy vivo,  junto a todos,  os miro conozco vuestros pensamientos, y vuestros sentimientos,  hasta los pensamientos futuros,  todo lo veo,  todo lo doy,  para que comprendáis que el tiempo es ahora,  y es ahora ,  la renovación  total  de vuestras conductas con  amor ,  sois los pioneros de la nueva  tierra.  Sois los apóstoles,  que con  verdadero y profundo amor lleváis el sello de la divinidad en  vuestros corazones. 

 Porque insistimos los maestros y yo ,  mis queridos hermanos,  que el secreto esta en vuestro corazón,  porque no es un corazón  físico,  vuestro corazón pertenece a las estrellas del universo, vuestro corazón  emite sonidos sutiles que se expenden  de luz y  llegan a mi y a los seres de luz que están  a mi lado .
Cuando  en  vosotros se abren  las puertas del amor incondicional, ya dejáis de ser humanos para convertiros en divinos.  

Simplemente,  sin emitir palabra alguna, percibiendo el amor sincero y puro,  os comunicáis  de inmediato  conmigo. Así como lo hizo mi Padre, cuando estaba en la cruz,  una oleada de luz invadió  mi ser, y todo pesar quedo atrás.

¡Humanidad divina,  divinidad humana!,  eso es lo sois, y a lo que has venido. 

¡Bienaventurados los puros de corazón,  porque ellos verán  el reino de los cielos!.  Mi corazón sagrado se desprende hacia vosotros,  cargado de luces vibratorias para que  perciban  mi corazón  en vosotros. ¡Sentid los latidos! 
Mis palabras de ayer son las mismas de hoy,  porque tienen vigencia a través de los tiempos.

Este es un mensaje breve, que deseo regalarles y recordarles que estoy vivo  en  vosotros.
Os estoy esperando,  sois mis hermanos  haced entrar en cielo en vosotros. Os amo, Jesús.

(En mi meditación  también  esta mi Madre,  que tiene una palabras para  ustedes) .

Yo soy María  de Nazareth

La Madre de Vosotros, y deseo contaros de aquellos momentos de gloria,  que viví junto  mi niño Jesús,  que un día cuando  caminábamos hacia el mercado,  lo miraban  todos,  su s ojos atraían  las miradas de todos,  se quedaban  paralizados a su paso,  pues yo como Madre lo veía muy bello,  pero era su espíritu,  el sobresalía  de su cuerpo llamando la atención  de los se cruzaban  a su paso. 

 Hasta que un día,  sentado  mirando un árbol que estaba en nuestro jardín,  me dijo  “immi,  cuando deberé dejarte,  te dejare solo físicamente mi espíritu estará contigo por los siglos de los siglos”.  

Y así fue, su espíritu me acompaño siempre,  eternamente aprendí  a verlo  con los ojos  del corazón. 
Tanto fue mi deseo,  que alcanzaba a verlo  con los ojos abiertos y percibía su rostro,  lo tocaba y acariciaba,  y decía “mi niño,  mi Dios”.
Era,  primavera,  el olor a pasto nuevo era delicioso,  y comenzaban los pimpollos a brotar, Jesús estaba en el fondo,  en la huerta, recogiendo la verdura para nuestra cena. 

Y volvió,  me dijo…. “Mi Padre celestial me ha hablado,  y me ha dicho que también  Yo tendré una cena,  que será recordada eternamente” y le quitare el hambre y la sed  a todos”
  
En  ese momento,  mi niño comenzaba a ser adolescente,  no entendí esas palabras.  Y con el paso de los años,  cuando su partida, se acelero,   y vino en  mi el recuerdo de aquellos instantes,  de armonía y paz que vivíamos en Nazareth.

Tiempos muy felices, recuerdos  de esos panecillos de miel,  que amasaba,  para el y José.
 Sentado en su banquito de madera, que tenia un corazón  en medio,   esperaba ansioso, cuando los sacaba del horno a leña.  Y miraba  a través del corazón  del banquito y le decía a José,  ¿has puesto un corazón  en mi banquito,  para decirme lo mucho que me quieres?.

 Así era el corazón  de mi niño Jesús,  puro corazón.
Amor que le brotaba por todos los costados.  Amor que le brotaba,  cuando recibió del  soldado romano  en la cruz,  su lanza.

Son  solo pasajes mis niños, y recuerdos,  que todo lo vivido ayer, lo trasmito en vibración  a esta alma,  que escribe sin  cesar.

En  los días terribles, de su partida los viví  como un mal sueño,  como Madre,  no volvería mas a ver a mi hijo vivo físicamente,  pero fue mejor aun  cuando  lo volví a tener conmigo ,  porque percibí ese amor sin  limites,  el mismo que le tiene a la humanidad. 

Desde el cielo os hablo,  desde la nubes de rosas,  desde las estrellas,  desde el firmamento  todo,  junto a mis ángeles,  ¡escuchad a vuestra Madre!,  soy la mama de cada hijo y de cada madre,  veo vuestras almas como  grandes flores transparentes. Y en el medio esta vuestro corazón  latiendo ,  a veces,  me entregad  flores frescas  recién  cortadas,  a veces ya están  marchitas y  veces muertas, depende de vuestras intenciones y pensamientos. 

 Deseo tener un jardín  hermoso,  con  bellos pimpollos como el de Nazareth.  Vuestras almas son  pimpollos de luz.. 
  
Amados de mi corazón,  os bendigo,  y os miro desde mi corazón.